sábado, febrero 26, 2005

Sino Trágico o Acción Premeditada?

Nos encontramos, por tanto, frente a un grave problema de distribución desigual de los medios de subsistencia, destinados originariamente a todos los hombres, y también de los beneficios de ellos derivantes. Y esto sucede no por responsabilidad de las poblaciones indigentes, ni mucho menos por una especie de fatalidad dependiente de las condiciones naturales o del conjunto de las circunstancias.

El párrafo anterior no está tomado de un diario, ni de un libro de algún sociólogo o economista, sino que está tomado textualmente de la Encíclica SOLLICITUDO REI SOCIALIS escrita y publicada por el Papa Juan Pablo II el año 1987. Su título se puede leer como “La preocupación social de la Iglesia”.

Ese simple párrafo admite, reconoce y porque no decirlo, denuncia la mala distribución de los bienes de subsistencia entre los hombres, los cuales como señala fueron creados y puestos a disposición de todos los hombres, a su vez el Papa señala que dicha situación no se provoca por la población indigente o desposeída ni es consecuencia de un sino trágico sobre algunos hombres.

¿Qué o quien entonces provoca esta desigual distribución?

A continuación SS Juan Pablo II escribe y NOS dice: La Encíclica de Pablo VI, al declarar que la cuestión social ha adquirido una dimensión mundial, se propone ante todo señalar un hecho moral, que tiene su fundamento en el análisis objetivo de la realidad. Según las palabras mismas de la Encíclica, « cada uno debe tomar conciencia » de este hecho, precisamente porque interpela directamente a la conciencia, que es fuente de las decisiones morales.

En este marco, la novedad de la Encíclica, no consiste tanto en la afirmación, de carácter histórico, sobre la universalidad de la cuestión social cuanto en la valoración moral de esta realidad. Por consiguiente, los responsables de la gestión pública, los ciudadanos de los países ricos, individualmente considerados, especialmente si son cristianos, tienen la obligación moral -según el correspondiente grado de responsabilidad- de tomar en consideración, en las decisiones personales y de gobierno, esta relación de universalidad, esta interdependencia que subsiste entre su forma de comportarse y la miseria y el subdesarrollo de tantos miles de hombres. Con mayor precisión la Encíclica de Pablo VI traduce la obligación moral como « deber de solidaridad », y semejante afirmación, aunque muchas cosas han cambiado en el mundo, tiene ahora la misma fuerza y validez de cuando se escribió.”

Difícilmente se puede ser más claro al respecto.

Si bien es cierto esta encíclica fue escrita el año 1987 y a la luz de la encíclica Populorum Progresio del Papa Paulo VI continúa teniendo vigencia al día de hoy, aun cuando uno ve iniciativas solidarias en pro de cambiar ciertas condiciones socio-culturales de sectores de los distintos pueblos, es evidente que dichos esfuerzos son pequeños frente a la maquinaria y maquinistas que prefieren mantener las cosas tal como estaban y como están.

Alegra ver cada año a muchos jóvenes trabajar y destinar su tiempo a quienes necesitan, pero ese esfuerzo se diluye mientras no logren ver las CAUSAS que generan esas necesidades, mientras no logren en la etapa adulta ser capaces de detectar a los CAUSANTES o fabricantes de tanta miseria, dolor y pobreza.

¿Cómo se puede responder, al menos individualmente a esa obligación moral que nos plantea el Papa?

Creando más instituciones de caridad que se avoquen a repartir trozos de pan entre los necesitados no es la solución, sino que buscar soluciones al grave problema de falta de trabajo y educación. Trabajo para los hombres y mujeres adultos y educación de verdad a los niños. Educación no mera instrucción para ser posteriormente mano de obra barata.

Gerardo Donoso Contreras

gedc@vtr.net

jueves, febrero 24, 2005

Padre Alberto Hurtado

Hoy se ha anunciado que la canonización del Padre Alberto Hurtado será el 23 de octubre de este año.

La prensa ya lo está difundiendo ampliamente.

¿Que implicará en mi opinión este feliz acontecimiento en lo inmediato?

Nos llegará vía publicidad un cúmulo de ofertas de viaje al Vaticano, el llamado Turismo Religioso. Ofertas como 3 días y 2 noches en lujoso hotel a sólo $X y pagados en 24 cuotas, serán habituales a partir de ahora en los medios de comunicación.

Chapitas, cuadritos, llaveros, gorros y quien sabe si hasta zapatillas con la cara del Padre Hurtado, se nos ofrecerán en todos los precios y cantidades.

Los apóstoles del Mercado, la religión en boga, decorarán solemnemente los Malls a medida que se acerca la fecha de la canonización y sortearán entre sus clientes un viaje soñado a quien les compre mas de $XX.

Y piadosos creyentes y afanosos hinchas del Padre Hurtado ahí estarán, comprando la chapita y postulando a ese viaje soñado a la Santa Sede para cuando el Padre Hurtado sea proclamado santo.

Nos olvidaremos que bastaría con ir al barrio Estación Central para respirar al Padre Hurtado y bastaría con leer lo que dice en la frontis de la capilla Jesús Obrero para entender que hizo y a que se dedicó al Padre hurtado, “Lo que hicisteis a mi hermano a mi me lo hiciste”.

Bastaría con leer y ENTENDER uno, sólo uno, de sus mensajes para comprender que el Padre Hurtado extendía una invitación a cada uno a ser santo.

Bastaría con saber que el Padre Hurtado fue uno de los precursores en nuestro país del sindicalismo para empezar a entender que HOY en nuestro país no se pueden seguir vulnerando los derechos de los trabajadores, muchas veces con leyes hechas para ser vulneradas.

Entender que es lo que quería decir el Padre Hurtado en una de las celebraciones de la fiesta del sagrado Corazón a los jóvenes universitarios: “No descansar cuando vemos el mal, inconformistas... no burgueses que nos contentemos con ofrecer el cielo a los demás, mientras nosotros poseemos cómodamente la tierra que es la más brutal y amarga de las ironías.”

Entender su mensaje y dejar de reducirlo a dos frases que nada dicen si no se conoce su trabajo y el origen de la fuerza que lo movía... Cristo.

Gerardo Donoso Contreras

gedc@vtr.net

Doctrina Social de la Iglesia, lejana y desconocida


Una de las principales desgracias que puede padecer una persona y un pueblo es la ignorancia, pues ella impide que esa persona o ese pueblo se desarrolle en forma armónica, en forma sostenida y sustentable.

A que apunto con lo anterior, apunto al desconocimiento generalizado por parte de los católicos de la Doctrina Social de la Iglesia, ya que muchas veces se comete el error de catalogar bajo etiquetas ideológicas argumentos expresados a la luz de la Doctrina Social, porque hay otro aspecto tan relevante y arraigado en la sociedad actual como lo es la ideologización.

Que alguien aparezca apelando por los pobres o pidiendo justicia y peor aun, que alguien aparezca hablando de libertad pasa a ser etiquetado necesariamente bajo una ideología determinada.

Esto en mi personal opinión tiene su fundamento en oscuros intereses de otro sector también ideologizado que bajo una aparente religiosidad ha ocultado verdades concretas parapetándose en un almibarado ofrecimiento del cielo en desmedro de los valores de justicia, libertad y dignidad que deben ser vividos aquí en la tierra.

La Doctrina Social es un conjunto de documentos expuestos claramente por los pontífices para que el católico conecte su vida personal, ya sea de oración y reflexión con el mundo que lo rodea.

No sirve y no basta el llevar una vida espiritualmente ejemplar si esta no se conecta con el resto de la sociedad en una actitud consecuente entre lo que se ora y lo que se hace en los hechos cotidianos, desde el más simple acto social hasta el más sublime acto humano.

La Doctrina Social pasa a ser una doctrina desconocida y lejana a la gran mayoría de los Católicos, siendo muchas veces esbozada en buenas obras pero carentes de fuerza y sometidas a la fragilidad de quienes las emprenden.

Pero ¿Qué es la Doctrina Social de la Iglesia? Y ¿Por qué es necesario conocerla?

Citando a José Miguel Ibáñez Langlois la Doctrina Social es “en el sentido mas amplio, la doctrina íntegra de la Iglesia en cuanto referida a la existencia social del hombre sobre la tierra, es decir a la vida humana –de cara a Dios- en su dimensión intrínsecamente social. “Ante todo, confirmamos que la tesis de la doctrina social profesada por la Iglesia Católica es algo inseparable de la doctrina que la misma enseña sobre la vida humana” (Juan XXIII, Mater et magistra, 222)”.

Continúa señalando José Miguel Ibáñez Langlois “La enseñanza social de la Iglesia es, pues, la aplicación de la regla cristiana de fe y costumbres a las relaciones sociales. Es la explicitación de las consecuencias sociales (y por lo tanto económicas y políticas) de la fe cristiana.”

Y es necesario conocerla pues constituye una sólida base para enfrentar el mundo de hoy y sus propuestas, muchas veces engañadoras o alucinantes. El católico como miembro de una sociedad necesita saber y conocer lo que su fe propone para la vida en sociedad. Es penoso en ocasiones escuchar a católicos defender posturas, posiciones y/o situaciones que a la luz de la fe cristiana no tienen ningún sustento, siendo meros repetidores de algo que escucharon o alguien les dijo pero que carece de validez o peor aun, carece de verdad.

Para quienes se aventuren en la Doctrina Social se sorprenderán de los temas que aborda y de la claridad con que se plantean los problemas. Sólo requiere la voluntad de que quien se anime a profundizar esté dispuesto a sacarse el trajecito de su Primera Comunión para madurar en la fe.

Gerardo Donoso Contreras

gedc@vtr.net

nota: Las citas de José Miguel Ibáñez Langlois están tomadas del libro Doctrina Social de la Iglesia editado el año 1988 por ediciones Universidad Católica de Chile.

sábado, febrero 19, 2005

Prisma

Cada persona puede ver o mirar las cosas desde su propio prisma personal y dar a cada hecho una interpretación en base a su experiencia, su vida y sus conocimientos.

Este es mi prisma.

gedc