¿Qué será de Chechito?
¿Que edad tendrá a estas alturas?
En aquellos años 80 cuando un grupo de amigos empezamos a explorar el mundo de la ayuda social haciendo colonias de verano por nuestra cuenta fue este niño él que le empezó a dar sentido a una actividad que para nosotros tenía aristas que como jóvenes desconocíamos.
Chechito era un niño deficiente mental, muy inquieto, a ratos agotador pero que llegaba día a día a Nuestra Colonia junto a su hermano menor.
Llegaba repartiendo besos húmedos a tías y tíos.
Costaba tenerlo tranquilo en algún taller o en alguna actividad, pero nunca, absolutamente nunca alguien insinuó siquiera que no lo incluyéramos.
Su madre, una mujer de las que abundan en este Chile, humilde y con el dolor marcado en su cara pese a su juventud, cada año cuando hacíamos la "Velada" de finalización emocionada nos agradecía por haber tenido a Chechito entre nosotros, pues esos 10 días eran para ella sus vacaciones (si, los pobres también tienen derecho a vacaciones).
Así como ninguno de los tíos insinuó rechazar en alguna colonia a Chechito, no puedo evitar recordar que tampoco los niños lo rechazaban, ni tampoco abusaban de él. Sólo se molestaban cuando lo poníamos de árbitro en algún paritdo de baby fútbol y Chechito posesionado de su rol de juez, cobraba a faltas a diestra y siniestra, haciendo sonar su pito, faltas muchas veces inexistentes. pero él era feliz siendo el árbitro o tocando su guitarra de cartón en el taller de rock.
Inevitable no recordar junto con Chechito al tío que lo apadrinaba cada año y le consentía todo, incluso sacándolo en su furgón a dar una vuelta por el interior de la misma escuela donde hacíamos Nuestra Colonia, el tío Cuco Blanco...
Con el paso de los años he ido comprendiendo cual era la función de Chechito entre nosotros en esos días.
Las colonias se terminaron, los tíos crecieron y los niños también. Los tíos hoy tienen sus propios niños, sus trabajos sus profesiones... y como decían los Enanitos Verdes...
Pero como han cambiado los tiempos
todos luchan por mantener sus puestos
Hay muchos que ahora son ingenieros
pero qué pocos quedaron rockeros.
Pero yo aún sigo cantando
y lo voy a seguir haciendo
Una lección me dió la vida:
tenés que hacer lo que el corazón diga.
Gerardo Donoso Contreras
¿Que edad tendrá a estas alturas?
En aquellos años 80 cuando un grupo de amigos empezamos a explorar el mundo de la ayuda social haciendo colonias de verano por nuestra cuenta fue este niño él que le empezó a dar sentido a una actividad que para nosotros tenía aristas que como jóvenes desconocíamos.
Chechito era un niño deficiente mental, muy inquieto, a ratos agotador pero que llegaba día a día a Nuestra Colonia junto a su hermano menor.
Llegaba repartiendo besos húmedos a tías y tíos.
Costaba tenerlo tranquilo en algún taller o en alguna actividad, pero nunca, absolutamente nunca alguien insinuó siquiera que no lo incluyéramos.
Su madre, una mujer de las que abundan en este Chile, humilde y con el dolor marcado en su cara pese a su juventud, cada año cuando hacíamos la "Velada" de finalización emocionada nos agradecía por haber tenido a Chechito entre nosotros, pues esos 10 días eran para ella sus vacaciones (si, los pobres también tienen derecho a vacaciones).
Así como ninguno de los tíos insinuó rechazar en alguna colonia a Chechito, no puedo evitar recordar que tampoco los niños lo rechazaban, ni tampoco abusaban de él. Sólo se molestaban cuando lo poníamos de árbitro en algún paritdo de baby fútbol y Chechito posesionado de su rol de juez, cobraba a faltas a diestra y siniestra, haciendo sonar su pito, faltas muchas veces inexistentes. pero él era feliz siendo el árbitro o tocando su guitarra de cartón en el taller de rock.
Inevitable no recordar junto con Chechito al tío que lo apadrinaba cada año y le consentía todo, incluso sacándolo en su furgón a dar una vuelta por el interior de la misma escuela donde hacíamos Nuestra Colonia, el tío Cuco Blanco...
Con el paso de los años he ido comprendiendo cual era la función de Chechito entre nosotros en esos días.
Las colonias se terminaron, los tíos crecieron y los niños también. Los tíos hoy tienen sus propios niños, sus trabajos sus profesiones... y como decían los Enanitos Verdes...
Pero como han cambiado los tiempos
todos luchan por mantener sus puestos
Hay muchos que ahora son ingenieros
pero qué pocos quedaron rockeros.
Pero yo aún sigo cantando
y lo voy a seguir haciendo
Una lección me dió la vida:
tenés que hacer lo que el corazón diga.
Gerardo Donoso Contreras
No hay comentarios.:
Publicar un comentario