La Droga y Yo

Si alguien lee esto seguramente va a pensar que soy mamón, en fin, está en su derecho de pensarlo.
En mi juventud (y ahora tampoco) nunca consumí ningún tipo de droga salvo el alcohol en sus distintas preparaciones (combinado o solo). Pero rara vez lo consumí estando solo, siempre fue en tertulias o saraos.

Pero debo reconocer que hoy si me drogo.

Es la única forma de evadirme de tanta desgracia, de tanta inequidad, de tanta obsecuencia, de tanta corrupción y de tanta mentira presentada como gran verdad.

Si, me drogo con música. La música se ha convertido para mi en la nave espacial con la cual puedo llegar a un mundo perfecto de sonidos y palabras que me inflan el pecho, me erizan el pelo, me anudan la garganta y me emocionan.

Esta es mi droga, la música y mis proveedores son Mozart y Chopin, Haendel y Los Jaivas, Cortez y Serrat, Queen y Ubiergo, Silvio y Los Quincheros, Violeta y los de Algarrobal, Yusuf y Jarré, Víctor Jara y la Piaf, Elvis y la Mathieu, Morricone y Los Bee gees, Garfunkel y Sui Generis, Arjona y Los Prisioneros, Legua York y Manzanero.

Si, lo reconozco, soy un vicioso de la música. Soy uno más que quiere evadirse de esta realidad, de esta naturaleza cada día más muerta. Mi porro es un cd que tiene alguna historia y una razón para estar en mi maleta.

Viva la música y los que la crean para mí. Gracias por la música que es el suspiro de Dios, para los que no tenemos el don de crearla.

Gerardo Donoso Contreras