sábado, mayo 21, 2005

Donde hay Justicia, no hay Pobreza

Cuesta volver a insistir sobre el mismo tema y prácticamente ante y para la misma audiencia.

Cuesta volver a intentar remecer conciencias y corazones para intentar demostrar verdades evidentes que la bruma engañosa del modernismo hace aparecer como sueños idealistas o utopías irrealizables.

Nuestros países y nuestro continente en general tiene muchas cosas de las cuales nos podemos enorgullecer o sentir bendecidos, por ejemplo es innegable que el trozo de creación que nos fue dado es maravilloso y deslumbrante. Cada uno de nuestros países latinoamericanos posee una belleza inconfundible y a su vez desconocida.

Nuestro continente también posee hombres y mujeres heroicos en sus vidas, héroes anónimos que en las ciudades y los campos intentan vivir decente y dignamente, que intentan vivir cristianamente.

Pero también es necesario decir que en nuestros países, tan ricos desde el inicio de la vida se presentan aberrantes y escandalosas injusticias para con sus hijos.

Hoy, al menos en Chile, se ha puesto “de moda” el hablar sobre la Injusticia Social y es evidente que para algunos de los oradores es un tema recién descubierto, aun cuando para otros ha sido el motivo de toda una vida.

Hasta hace algún tiempo atrás, muy poco por lo demás, quien o quienes hablaban de Injusticia Social inmediatamente eran tildados de izquierdista, como queriendo decir que ser derechista era lo correcto. Al mismo tiempo de ser etiquetados ideológicamente aquellos que abogaban por mayor Justicia Social eran simplificados en sus argumentos y rematados bajo el título de “resentidos sociales”.

Pero hoy todos están en el tren de la Justicia Social, olvidándose primero de reconocer que varios de esos que hoy discursean, en un pasado no tan lejano fueron los gestores de estructuras injustas y perversas que sólo trajeron a mi país dolor, sangre y miseria.

Ojala sea genuino este sentimiento en pro de la Justicia Social, sinceramente espero que sea genuino y abra las puertas para que en mi país surjan oportunidades para mis hermanos.

El Padre Hurtado decía, “donde hay Justicia, no hay pobreza”, asumo que esa frasecita le debe haber valido el rechazo de conspicuos y perfumados ciudadanos de aquella época, quienes se sentían atacados y desenmascarados.

Pero, afortunadamente el Padre Hurtado sobrevivió al tiempo y no así sus detractores, por la sencilla razón de que lo que señalaba el “patroncito” era verdad. Si en este país y en este continente latinoamericano empezará a cundir la Justicia, no tendríamos la miseria que tenemos pero que se trata de ocultar.

Con mayor Justicia, como pilar de nuestras vidas, tendríamos menos corrupción, seríamos más sabios, seríamos más dignos, en síntesis seríamos más ricos.

A nivel de instituciones y estructuras sabemos que la injusticia es parte de los ejes que las mueven, sabemos de empresas declaradamente injustas socialmente, conocemos de sistemas impuestos entre gallos y medianoche a todo un país que son injustos (por ejemplo: isapres y sistema de afp). Así podríamos seguir detallando muchas muestras de Injusticia Social, pero sería un largo listado que nos agobiaría.

Por eso mejor invito a cada uno a buscar siempre las causas que hay detrás de cada efecto o evento que se produce en nuestra sociedad. Quizás a partir de ahí, de encontrar las causas que originan ciertos problemas, lleguemos a los causantes de la hoy de moda Injusticia Social, por ahora sólo me adelanto a augurar que si bien el listado de injusticias puede llenar tomos impresos, el listado de causantes es mucho más reducido, tal vez sin ellos y sus prácticas podamos ser ricos.

Gerardo Donoso Contreras