Es muy difícil abstraerse del golpeteo diario y constante de la política contingente, pues nos cuesta a algunos aceptar que nos traten de hacer tonto por parte de los distintos actores políticos, ya sean estos de gobierno u oposoición.
Cuesta y termina uno por tener malos sentimientos hacia ellos.
Para algunos que históricamente, y no se si equivocadamente, hemos sintonizado con los sectores de derecha llega un punto en que decididamente dan ganas de caer en ordinarieces para defenderse de la propia derecha.
¿Merece realmente hoy la derecha chilena ser gobierno?, definitivamente NO.
La derecha reúne hoy una colección de desmemoriados, histéricas y matones que no representan a aquellos que queremos orden, que no es lo mismo que represión; libertad, que no es sólo libre mercado; e igualdad de oportunidades, que no es lo mismo que todos viviendo al tres y al cuatro.
La derecha, si quiere volver a tener una oportunidad real y legítima de ser una alternativa de gobierno serio, primero debe pedir PERDÓN, por haber apoyado, alentado y en muchos casos encubierto el festival del crimen, el exceso y el robo del gobierno militar, encabezado por Augusto Pinochet.
La derecha no puede seguir eludiendo la responsabilidad histórica que tuvo y tiene en aquel período oscuro, y que muchos creíamos torpemente que era liberador.
Un partido apocalíptico como la UDI, que encarna varios de los peores vericuetos del alma humana, insiste en querer aparecer como un partido de oportunidades, siendo en realidad un partido que busca seguir privilegiando a unos pocos con la riqueza de este país. No es creíble el distanciamiento de la UDI de Pinochet, pues estoy seguro de que si llegaran a ser gobierno a través de su candidato, Joaquín Lavín, inmediatamente intentarían reforzar aquella obra macabra de disociación de la sociedad chilena, iniciada por el ex general.
Engendros como la privatización de la educación y la salud, que en rigor deben ser derechos, adquirirían ribetes escandalosos, dignos de un estado marxista.
Algunos de sus personajes, sinceramente me inspiran miedo. Longueira, Novoa, Dittborn, Larraín los siento realmente como seres siniestros.
Lavín, pese a haber votado por él en la elección pasada, se me transfornó en el lobo vestido de oveja, tras el cual está todo un séquito de seres oscuros y viles.
Tibiamente, este candidato trata de aparecer como un hombre conciliador, pero elude el tema de la justicia, pues sabe que al abordar el tema de la justicia él ahí tiene algo que decir.
El otro partido de la derecha, en RN, intenta descolgarse del lastre que significa haber sido parte también del gobierno militar, pero mantiene como presidente del partido a Sergio Diez, quien en la ONU dijo que en Chile no había excesos. Los hechos han demostrado que lo que él señalaba en ese foro mundial era mentira, ergo, lo menos que debería hacer el señor Diez, es dar un paso al costado, asumir su responsabilidad al difundir mentiras y retirarse definitivamente de la política, pues su presencia contamina y avergüenza.
La derecha, se debate públicamente con seres como Andrés Allamand, que es capaz de vender al presidente de su partido, seguir militando en RN, pero logrando blindajes desde la UDI. Además de lobbista, expresión pituca para definir a aquellos alcahuetes que andan hablando al oído para conseguir favorcillos de otros, el sr. Allamand trata de decirnos que es demócrata, entonces ¿porque pide blindaje? o ¿le teme a la demcocracia?
Entonces con personajes patéticos como los mencionados, ¿merece la derecha ser gobierno?
Por otro lado el candidato de RN, Sebastián Piñera no logra entender o no quiere entender que no todo es compra y vende, que un país no es un mercado persa y hasta ahora no se ve ninguna diferencia con el candidato de la UDI.
Piñera, no ha tenido la valentía de encarar temas sensibles con propuestas radicales. Por ejemplo, revisar, abierta y honestamente a fondo el sistema de AFP, donde hay dinero mío, para mi vejez, con el que juegan habitualmente personajes que no conozco.
Propuestas audaces y que iban a la médula de la sociedad, destruida por la misma derecha, era lo que yo esperaba de Piñera.
Temas como el sistema binominal, me avergüenzan en cualquier grupo de discusión que participe. La irregular privatización de las empresas estatales, que en realidad no fueron privatizaciones, sino robos al patrimonio de los chilenos, de todos los chilenos. La exclusión ciudadana de los jóvenes y de los chilenos que han emigrado del país. El mecanismo de impuestos a las grandes transnacionales que usan leyes mediocres para llevarse nuestros recursos pagando a modo de impuestos limosnas irrisorias, todos estos son temas que definitivamente generan miedo en la derecha chilena y un país no merece ser gobernado por cobardes.
En resumen, la derecha chilena no merece ser gobierno, mientras no extirpe de sus filas a los siniestros, mientras no asuma la responsabilidad histórica de la destrucción de Chile y no tenga un propuesta audaz, humana y cristiana para este país.
Gerardo Donoso C.