sábado, febrero 24, 2007

Eduardo Miño

Seguramente alguno de mis amigos arrugarán su nariz al terminar de leer este post, bueno, me da exactamente lo mismo, pues este hecho marcó una parte importante de mi óptica y reconfiguró el Prisma con que veo el mundo.

A inicios del año 2001 una noticia recorrió los canales de tv, las radioemisoras y los diarios- Un hombre se había quemado a lo bonzo al frente del Palacio de La Moneda, como protesta por su situación y la de muchos.

Reitero, para desesperación de los malvados, que este hecho caló en mi conciencia hasta el día de hoy.

A seis años de su inmolación, suscribo, sin observaciones y salvedades, los motivos de su protesta.

Adjunto el texto de su carta despedia sacada de piketes.com.ar

CHILE: SUICIDIO FRENTE AL PALACIO DE LA MONEDA. Un grito de dignidad. El suceso Era el mediodía del viernes 30 en la Plaza de la Constitución, frente a la sede del gobierno. Allí coincidían una protesta de pescadores y un acto en el Día de la lucha contra el SIDA. Un hombre entregó en la puerta de La Moneda una carta dirigida a las autoridades, y después, caminó hacia el centro de la Plaza y se hundió un cuchillo en el abdómen, roció su cuerpo con líquido combustible y se prendió fuego. Guardias del Palacio se acercaron a la carrera y con extintores apagaron las llamas. Pero el hombre que había intentado inmolarse, tenía quemaduras graves en casi el 80 por ciento de su cuerpo.

A una enfermera que le asistió en el lugar, alcanzó a decirle su nombre, Eduardo Miño Pérez, que vivía en Maipú, y que había decidido quemarse por su condición de cesante desde hace varios meses.

Minutos más tarde una ambulancia lo llevó hasta la Posta Central, donde tras varias horas de agonía, falleció por la gravedad de sus heridas.

La carta que dejó Eduardo Miño adoptó su trágica forma de protesta de modo racional y meditado. No dejó lugar para que su decisión pudiera interpretarse de una manera diferente a su propia intención.

Este es el texto de su última carta:

" Mi nombre es Eduardo Miño Pérez, CI: 6.449.449-K, militante del Partido Comunista. Soy miembro de la Asociación Chilena de Víctimas del Asbesto. Esta agrupación reúne a más de 500 personas que están enfermas y muriéndose de asbestosis. Participan las viudas de los obreros de la industria Pizarreño, las esposas y los hijos que también están enfermos solamente por vivir en la población aledaña a la industria. Ya han muerto más de 300 personas de mesotelioma pleural, que es el cáncer producido por respirar asbesto. Hago esta suprema protesta denunciando:

1.- A la industria Pizarreño y su holding internacional, por no haber protegido a sus trabajadores y sus familias del veneno del asbesto.

2.- A la Mutual de Seguridad, por maltratar a los trabajadores enfermos y engañarlos en cuanto a su salud.

3.- A los médicos de la Mutual, por ponerse de parte de la empresa Pizarreño y mentirle a los trabajadores, no declarándoles su enfermedad.

4.- A los organismos de gobierno, por no ejercer su responsabilidad fiscalizadora y ayudar a las víctimas.

Esta forma de protesta, última y terrible, la hago en plena condición física y mental como una forma de dejar en la conciencia de los culpables el peso de sus culpas criminales. Esta inmolación digna y consecuente la hago extensiva también contra:

Los grandes empresarios, que son culpables del drama de la cesantía, que se traduce en impotencia, hambre y desesperación para miles de chilenos. Contra la guerra imperialista, que masacra a miles de civiles pobres e inocentes para incrementar las ganancias de la industria armamentista y crear la dictadura global.

Contra la globalización imperialista hegemonizada por Estados Unidos. Contra el ataque prepotente, artero y cobarde contra la sede del Partido Comunista de Chile. Mi alma que desborda humanidad, ya no soporta tanta injusticia.

Eduardo Miño Pérez"


1 comentario:

Anónimo dijo...

Es increible como los seres humanos puden hacerse tanto daño entre sí mismos. Hay tantas personas gritando por ayuda pero sus gritos se apagan sin ser escuchados. ¡Cuanta injusticia hay en este mundo!. Eduardo Miño dio su vida para ser escuchado. Su recuerdo quedará plasmado en la conciencia colectiva como un grito desgarrador a la justicia y solidariada, que jamás se apagará.