miércoles, junio 06, 2007

6 de Junio

Mi madre hoy recuerda la muerte de su padre, los comerciantes festejan hoy su día, otros celebran el día de su colegio. Yo soy uno de estos últimos, los que celebraban el día del colegio en que estudiaron.

Hoy lo celebraré de manera distinta dado el clima adverso, lo celebraré en solitario, a mi manera. El paso por el blog es sólo para respirar.

Ya vuela mi recuerdo a los hombres, no a los patios ni a las salas, no dibujo en mi memoria anécdotas ni fiestas.

Vuela mi recuerdo agradecido a los hombres que sembraban en ese espacio que era el colegio. Recuerdo a los hermanos que destinaron tiempo a hacer de mi un buen individuo dentro de las posibilidades existentes.

Repasar nombres sería injusto con aquellos que por alguna razón queden sin ser mencionados, pues todos y cada uno de los que tocaron con una palabra o un gesto mi vida escolar, de alguna manera me cambiaron.

Si, son para ellos hoy mis recuerdos, mis nudos en la garganta, mis silencios y mi calma.
Para mis hermanos que se agigantaron cuando los comprendí como hombres, que se endulzaron cuando vi el mundo.

Los quiero y los respeto por haber abrazado un ideal y una fe.

Seres extraños que preferían la distancia de sus familias para acercarse a inquietos niños y jóvenes e indifierentes adultos que muchas veces iban sólo a comprar instrucción.

Hombres acompañados de lunes a viernes y solitarios los sábados y domingos.

Qué fácil es exigir a los hermanos vivir un ideal 7x24x365 sin ser yo capaz de vivir un ideal sólo por un día.
Que injusto he sido muchas veces con ellos al dejarlos solos timoneando el barco mientras yo me voy de paseo.

Que fácil me significa ser marista por el sólo hecho de haber ojeado unos cuadernos en una sala de ese colegio y seguir gozando de ese privilegio sin mover un solo dedo. Que fácil es ser marista.

Este es el primer 6 de junio sin ese motorcito, severo, serio, comprometido, incansable, esforzado y obediente. Que distinto es un 6 de junio sin el Hermano Raúl Figueroa.

gerardo.donoso@gmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer no pude ver a ese Gran Hombre.
Pero pude palpar el largo recorrido que haría sólo por 13 años en su ardua misión. Pude constatar por un día el solitario camino de un hombre de fe y de convicciones sólidas.
En el bús, de regreso, dos niños de ¿11 - 13 años? portaban armas de fuego en sus bolsillos. Es un barrio extremadamente pobre. La misión de los Hermanos es potente. Gracias, Hno. Antonio.
Miro.

Migúel Ángel -Educador Frustrado dijo...

¡Qué tal Gerardo!
De paseo por tu blog, me encuentro conesta belleza de escrito. Se me escaparon algunas lágrimas. Caray, ¡aún me siento marista! En fin, Dios te siga bendiciendo abundantemente. Un saludo desde México.

Unknown dijo...

qué personal

abrazos varios