viernes, julio 06, 2007

Esto no me lo enseñaron

Cuando tuve las clases de administración nunca me explicaron que hacer o como enfrentar la enfermedad grave de un colaborador en el trabajo.

¿Qué hacer?

¿Cómo enfrentar el dolor de uno de tus colaboradores?

¿Cómo evitar la angustia y la sensación de soledad frente a la situación?

Tal vez no soy un buen jefe al dar cabida al sufrimiento y bajoneo por la enfermedad de uno de ellos. Pero, ¿cómo evitarlo?

Tratar de mantener el equilibrio y tratar a duras penas seguir gestionando y lo peor, reemplazando.

Miro a cada uno de ellos y me es inevitable no pensar en todo lo que hemos vivido y compartido, desde aquel que llegó sin saber nada o aquel que aun en ocasiones da pasos en falso, o en el otro que más de alguna vez compartió conmigo algún problema personal serio.

Estoy consciente en que entre todos ellos fueron moldeando al jefe y yo sólo puse en sus manos un par de conocimientos técnicos.

Han sido días negros, días en que no me ha gustado mi trabajo y sólo la entereza de la misma afectada me han permitido seguir pedaleando.

Este cáliz es amargo.

Gerardo.donoso@gmail.com

3 comentarios:

Dinia Solano dijo...

Imagino que no es nada fácil, pero es una de las etapas de la vida a la que te tenías que enfrentar, tarde o temprano.

Espero que todo siga mejor.

Anónimo dijo...

¿Sabes? me ha tocado vivir algo similar. El dolor de un compañero de curso que perdió a su hermno y a su padre en un accidente aéreo, y su desconsuelo posterior.

Es algo muy terrible de afrontar, pero el dolor siempre será algo latente

Solo hay que saber llevarlo...

Y eso es lo que más cuesta

Anónimo dijo...

Esta chica Camila, del comentario anterior, llamó mucho mi atención por lo que habla acerca del dolor, que tuve que parar en su blog, y quedé impactadísima por su sabiduría tan sólo a los 17 años...
Gerardo, sólo tú sabes cuánto en tu vida has "saboreado" el dolor; puede ser sólo una prueba más de nuestro Señor porque te ama demasiado. El dolor te mantiene sujeto a Él y unido al que te necesita.
Siempre vamos a necesitar a los que llevan sus lámparas encendidas.
¡Un abrazo y fuerza para tí!
mIRo