De mal humor

Y ya llegó la Navidad y tengo que confesar que cada vez esta fecha me genera una incomodidad mayor.

La vorágine de trajines y carreras que acarrea la Navidad de hoy me pone De Mal Humor.

El regalo de este, el regalo de este otro...
La aglomeración de gente en el centro comercial.
El agobiante peregrinar por supermercados buscando nuevos adornos navideños para un árbol de plástico con esferitas de colores y pascueritos de distintos materiales y formas.

Y por ahí arrinconado un pesebre que bien puede ser sostenido en la palma de una mano.

De niño disfruté la Navidad, el árbol y los regalos, pues si, era un niño. Pero de niño nunca vi a mis padres agotados llegando de compras con bolsas y bolsas. Tampoco los vi al cabo de un mes comprando menos azúcar para poder pagar la cuota de los regalos, y no era porque el dinero en mi casa de niño abundara, sino porque se entendía que la Navidad era para los niños.

Competencia absurda por el regalo más caro o más novedoso aunque sea para una persona de 50 años.

Quiero vivir la Navidad a mi manera. Y mi manera es recordar que hubo un momento de la historia en que nació un niño que trajo un mensaje a la humanidad, un mensaje de Paz y Bien como lo decía el Poverello de Asís, así de simple, asi de profundo.

Todo y todos en mi alrededor dan su jugo en esta fecha sin tener la mas mínima intención de pensar en la profundidad de ese nacimiento. Sustraerme o tratar de imponer lo que yo pienso, es casi imposible, o asumir el desprecio y la segregación. No logro explicarme como no se dan cuenta que la Navidad llena de cajas y paquetes es sólo un vil manoseo del nacimiento de Jesús.

Si me quieres hacer un regalo, relájate, mándame sinceros, pero realmente sinceros deseos de Paz y Bien. El resto es innecesario.

Por favor, Basta !


Gerardo Donoso Contreras