sábado, diciembre 30, 2006

Lo mejor del 2006

Más de alguien debe estar haciendo su resumen de fin de año buscando lo bueno y lo malo, de hecho los canales de TV están presentando sendos programas con los resúmenes noticiosos.

Yo no voy a perder tiempo en buscar lo malo, pues hay muchas cosas y personas malas y feas que compiten por el título Lo Peor de Lo Peor.

Yo me voy a detener en Lo Bueno o Lo Mejor del 2006.

Lejos lo mejor del 2006 fue la Rebelión de los Pigüinos chilenos durante el primer semestre del año.

Fueron muchachos de 15 a 17 años los que pusieron de cabeza a las "autoridades y sabios" de este país para que tuvieran que meter la mano a una de las cajas más pestilentes de nuestra sociedad. La Educación.

Siempre se ha dicho que la Educación está mal y que requiere cambios, pero hasta ahí no más se llegaba, nadie hacía o profundizaba en el tema.

Entonces fueron los mismos perjudicados los que salieron a las calles y se organizaron de tal forma que las autoridades y pequeños sabios de este país tuvieron que hablar del tema.

No avanzaron mucho, pues salieron todos esos bufos sempiternos a buscar formas de desprestigiar a los muchachos y se creó una Concejo Asesor que generó una propuesta que hoy duerme ya el sueño estival.

Una de las causas de la mala calidad de la educación es la ley sobre la que se sustenta, la llamada LOCE, una ley hecha en la etapa final del régimen militar y que dio el puntapié definitivo a que en Chile la Educación fuera definitivamente un negocio, mejor dicho un negociado tal como fue toda la obra del régimen militar.

A pesar del poco avance, en lo inmediato este año muchos más pudieron dar la PSU (esa prueba que le quita el sueño a los colegios de pago), muchos más pudieron dar esa prueba porque los jóvenes exigieron becas y las consiguieron. Por otro lado aquellos jóvenes que van a hacr sus prácticas a empresas obtienen desde el Estado un pequeño aporte económico, pues se debe considerar que en Chile hay muchos empresarios que se aprovechan de la necesidad de los jóvenes respecto de sus prácticas y no les pagan un peso.

Independiente de todo lo anterior estoy seguro que durante el primer semestre de este año que termina se plantó la semilla de una naciente generación de jóvenes con mayor conciencia social y más preocupados de su futuro sin perder sus rasgos y sello de jóvenes.

Ya veremos los resultados, pero este año 2006 los cabros aprendieron más durante el paro que en todo el resto del año.

Al debe en este proceso quedaron, en general, los colegios particulares de Iglesia, pues con la cobardía habitual del que tiene el buche lleno no solidarizaron con aquellos que reclamaban justicia. Esos fariseos siguen con sus jornaditas de buenas intenciones pero incapaces de hacer algo por otro que implique un riesgo.

Vaya mi saludo para los alumnos del Colegio Marista de La Pintana por haber entendido que aunque ellos estén recibiendo una mejor educación debían ser solidarios con aquellos que se les llovían sus salas.

Y que pena por los alumnos y apoderados del Alonso de Ercilla también de los Maristas por creer que sólo yendo a clases se aprende, bueno provienen de esa gran masa de clase media empeñosa pero arribista. Mal por ellos y por sus directivos, pues han privado a los alumnos de aprender del mundo real.

Gerardo Donoso

1 comentario:

Migúel Ángel -Educador Frustrado dijo...

Gerardo,

No estoy muy bien enterado de ese movimento juvenil en Chile, pero por lo que leo, fué por una buena causa: mejorar la educación. Cuando veo lo que los maristas estamos haciendo en nuestros colegios aquí en México me da un "no se qué": por un tiempo fueron colegios con recia disciplina y gran nivel académico y religioso, hoy estamos vivendo de glorias pasadas, en aras de renovación educativa, hemos disminuido contenidos, relajado la disciplina y (con el pretexto de no "vacunar" a los jóvenes contra la religión) también los contenidos religiosos han sido prácticamente hechos a un lado. Es cierto que se han dado pasitos en pos de un mayor acercamiento y solidaridad con los más jodidos por el istema, pero llevamos más de 15 años igual, limitándonos a los grupos juveniles (como Marcha y Remar) que cada vez están más desiertos. Debemos recuperar el balance entre exigencia, solidaridad, nivel académico y religioso. En Orizaba lo intenté este año, pero no he podido del todo. Ojalá Jesús y San Marcelino nos abran los ojos a la autocrítica y a la acción pronto, de lo contrario, tal ez sea demasiado tarde... un abrazo,