miércoles, abril 02, 2008

El político

Durante todas estas semanas en que he visto a muchos políticos chilenos, literalmente dar jugo en la TV y en los medios de prensa, pensaba en que aun hay mucha gente que hasta el día de hoy se polariza y cree que su político en realidad está velando por intereses superiores. Yo, eso ya lo pongo en duda y lamento ver como nos tiran cortinas de humo para distraernos de los problemas que realmente nos afectan. Para dar un ejemplo los diputados convirtieron el mecanismo de la INTERPELACIÓN, lisa y llanamente en un show. Lo malo que ese show lo pagamos todos los chilenos.

Busqué, porque sabía que lo tenía en algún lugar del disco duro, lo que hace mas de 50 años atrás escribió el Padre Hurtado sobre los políticos. Lo encontré y a continuación lo publico, pero antes les pido que si alguien conoce a algún Diputado o Senador, por favor hágale llegar lo que Alberto Hurtado decía, tal vez a alguno le cae la teja y hace lo que realmente necesitan los ciudadanos.

Gracias

Aquellos que han buscado, o al menos han aceptado (¡son los menos!) la responsabilidad de los destinos del país, tienen una responsabilidad, la mayor de todas, porque es la más extensa; abarca a todos los ciudadanos y todas sus necesidades.

¿Se dan cuenta de ordinario los políticos de la responsabilidad de su cargo? ¡Puede uno dudarlo!... ¡Con qué fervor hacen promesas de consagración a la Patria y a sus intereses que se olvidan al día siguiente de la elección.

Muchos van a la política para brillar, para surgir, para destacarse: motivos pobres. Otros para defender intereses de un gremio obrero o capitalista, o lo que es más triste todavía, puramente personales; para disfrutar de una influencia que se puede hacer pagar, motivo indigno y bochornoso. Otros van a defender intereses de su partido, motivo justo pero insuficiente, porque sobre los intereses del partido están los intereses nacionales. Otros, Dios quiera que sean muchos, van a la política para servir al país.

Un Presidente no debe ser liberal ni radical, sino Presidente de los Chilenos, y lo mismo un senador o un diputado, es senador de la Patria y ante los intereses de la Patria deben ceder todos los intereses particulares, incluso los de su partido, si alguna vez llegan a estar en oposición.

A los políticos quisiéramos los simples ciudadanos verlos de cabeza en los intereses de la Patria, estudiando con pasión los medios de hacerla progresar, de solucionar sus hondos problemas: ¿cómo instruir nuestra masa de analfabetos?; ¿cómo hacer servir mejor a las necesidades nacionales nuestra educación?; ¿cómo mejorar la formación de nuestros maestros?; ¿cómo disminuir la mortalidad infantil?; ¿cómo alimentar nuestra población desnutrida?; ¿cómo dar en realidad de verdad pan, techo y abrigo a nuestro pueblo?... Quisiéramos verlos hacer examen de conciencia nacional sobre el presupuesto y revisar partida por partida los gastos nacionales. ¿Qué país pobre como el nuestro, se puede dar el lujo de tales y cuales delegaciones...? ¿Puede mantenerse tal partida meramente suntuaria? Mientras faltan 400.000 casas para que el obrero simplemente "viva" ¿se pueden autorizar tales o cuales gastos?... Mientras el empleado modesto gana tales sueldos ¿se pueden autorizar tales otros para los primeros jefes?; ¿hay proporción entre ambos?

Nuestro presupuesto es reducidísimo, como propio de un país pobre. Hay fábricas en los Estados Unidos que gastan más que todo nuestro presupuesto nacional, pero administrado con honradez ¡cuánto bien alcanzaría a realizar! Además hay progresos en el orden nacional que no significan mayores gastos, sino orientación, colaboración particular, dar aliento y dar confianza. Al político le toca tomar esas iniciativas, consultar, documentarse, encuestar para resolver con acierto.

En las fábricas norteamericanas se ha llegado a una perfección técnica extraordinaria: en la fábrica Ford, al término de cada línea de montaje cada tres minutos se logra armar un automóvil..., con todo, el progreso de perfeccionamiento no se considera cerrado, y si un ingeniero o un empleado, o un obrero tiene una idea cualesquiera, fruto de su experiencia, que mejore la producción, será inmediatamente tomada en cuenta y la invención será inmediatamente recompensada.

Ojalá pudieran llegar también a nuestro parlamento en forma efectiva, las voces de los ciudadanos, sus aspiraciones, sus clamores y fueran tomados en serio.

Esto supone que el político ha de ser un hombre de estudio, "consagrado" a su cargo, lo que tenemos tanto más derecho de pedir y aún de exigir cuanto ahora todos los políticos están altamente, por lo menos, suficientemente rentados. Y si por sus preocupaciones personales, por sus negocios, no tienen tiempo de "estudiar", de "consagrarse a la Patria", que no entren a la política, pues una actuación descuidada significa traicionar a la Patria en momentos muy graves.

Este descuido debería ser severamente sancionado. ¿Cómo? Es bien difícil decirlo: pero que los mismos políticos descubran el camino efectivo de realizarlo.

La fiscalización administrativa es indispensable, con tal que sea realizada con alto espíritu público, con la mirada puesta en la Patria, más que en los intereses del propio partido o en la combinación que representa. Si el mal está en las propias filas, que sea denunciado con tanta fuerza y vehemencia como si estuviera en las adversas y si el mal lo comete un adversario la crítica no obedezca a otro fin que al bien público, no al rencor político, pues eso divide más la familia nacional, y hace perder toda eficacia a la crítica.

¡Si pudiéramos llegar a tener un cuerpo numeroso de políticos nacionales! Hombres que no tengan empacho en acercarse a su adversario político, para pedirle su colaboración en un proyecto de bien público y de asegurarle sinceramente su apoyo en cuanto haga por el bien común. "Salus pública suprema lex". Todo cede ante el bien del País.

Se dirá que todo esto parece ignorar las realidades, que la vida de cada día es muy diferente, que los adversarios harán imposible esa conducta... Creemos sincera y firmemente que esto no es así. Hemos visto a políticos contemporáneos de algunos grandes países realizar esa superación de sus problemas. Durante los años de guerra se ha realizado un esfuerzo común formidable de sello profundamente patriótico. Eso que ha sido posible en una guerra ¿no se puede realizar en la paz? ¿Acaso los peligros que tenemos que superar en los años de paz no son tan graves como los que se debatían en la guerra?

Por otra parte, cuando se mira la historia nacional en sus grandes períodos que no están muy lejos del nuestro, vemos la consagración de sus gobernantes al bien de la Patria. Con presupuestos minúsculos como eran los que teníamos antes de percibir las cuantiosas entradas del salitre y del cobre se hizo progresar la educación, se trajo profesores de Europa, se crearon colonias en el Sur, se formó la marina nacional, se equipó nuestro ejército. ¡Ojalá volvieran esos tiempos!

La política tiene una función social y, precisamente porque los políticos están más altamente colocados, porque tienen una labor directiva, de ellos ha de venir al país un ejemplo de moralidad privada y pública, de honradez, de sobriedad de vida, de trabajo, de consagración al bienestar nacional.

2 comentarios:

Jake dijo...

que bonito suena mi querido gerard
pero que bonito suena!

Anónimo dijo...

La actual polñitica sucia y corrupta aleja a los jóvenes como yo de esta misma...

¡PERO NOSOTROS SOMOS EL FUTURO DE CHILE!

Está en manos de mi generación y de las que viene cambiar esta perspectiva

Se que soy idealista, pero también se que con esos idealismos se construyen castillos