miércoles, enero 14, 2009

Rasca donde pica...

El día 3 de enero en la Revista del Domingo de El Mercurio el padre Felipe Berríos S.J. publicó su habitual columna y hasta hoy, después de una semana sigue sacando comentarios y ronchitas. Hasta el CNN-Chile hace unos minutos exhibía una nota al respecto.

Mi primera conclusión es que la columna del Padre Berríos rasca donde pica.

De los muchos comentarios que sucedieron a la columna en emol.com ratifico el problema de la mala comprensión de lectura.

Concluyo también que muchos católicos le exigen al cura Berríos que no divida y que hable de Dios, en otras palabras un criollo "¿Por qué no te callas?".

Le aclaro a mi mortificado lector que no me meta en el saco de esos católicos, yo voy por el camino de que la verdad es una, aunque me duela. No soy de los que a todo le ponen la muletilla "es la voluntad de Dios", como excusa para no hacer lo que corresponde y desligarse de toda responsabilidad, de toda acción. No, no me metan con esa gente. No me cobren a mi platos que no me he comido. Voy buscando la huella de un Champagnat, de un Hurtado, de un Abbé Pierre, de una Teresa "la de Calcuta", de un desconocido aun Huaso Correa.

Reivindico el sentido del escándalo y el sentido social que planteaba Alberto Hurtado a los jóvenes universitarios.

Reivindico la solidaridad y exijo que no se le confunda con filantropía. Los $3 del vuelto no son solidaridad, son un cacho menos en el bolsillo. La pilcha usada no es solidaridad, es en muchos casos blanqueo de conciencia. La colecta no es solidaridad es un parche para mitigar hambre o frío, pero solidaridad es ir a la causa del hambre, del frío, de la inequidad.

Para que no se diluya en las próximas 48 horas la columna del Padre Berríos y después cuando la quiera citar ya no la encuentre en internet, se las copio acá.

Está tomada de emol.com

Ojalá los que lean la columna en este blog tengan buena comprensión de lectura.


Felipe Berríos
Sábado 03 de Enero de 2009
Extranjero en su país


Felipe Berrios.jpg

Me invitaron a exponer en un programa de posgrado de una universidad que queda cerca de la cota mil de la cordillera santiaguina. Acepté de inmediato, pues era una novedad ser invitado a esa universidad y tenía ganas de conocerla. Además, para ese día estaba anunciada una protesta estudiantil en varias ciudades del país así que probablemente la actividad laboral sería poca.

Un universitario voluntario en un campamento, y que conocía el lugar adonde iba, me ayudó dibujándome un improvisado mapa para llegar. Siguiendo las indicaciones al pie de la letra tuve que atravesar el centro como me lo señalaba el dibujo para tomar una autopista expedita que atravesaba la ciudad.

Entonces me vi en medio de la revuelta estudiantil que ya se esparcía por todo el centro de la capital donde se concentran varias universidades formando verdaderos barrios universitarios. El tránsito era constantemente interrumpido y desviado tratando de capear los carros policiales que arrojaban agua y gases lacrimógenos destinados a los estudiantes pero que alcanzaban a todos. Era una verdadera batalla campal.

Abrirse paso en medio del caos fue una odisea de mucha tensión. Los lienzos y pancartas que aún estaban en pie en un lenguaje no muy académico denunciaban lo que los universitarios exigían. Los jóvenes pedían garantías para que a los estudiantes de más bajos recursos económicos no se les pusieran obstáculos monetarios para poder seguir estudiando. El torrente de autos que dificultosamente se abría paso entre piedras, agua, gritos y jóvenes corriendo en estampida me condujo milagrosamente a quedar detrás de un camión tolva. Protegido por este gigante que me servía de escudo logré alcanzar la autopista.

La excelente carretera y el certero plano me condujeron en unos veinte minutos al destino. A llegar allí, sin embargo, parecía que me había salido del país. Ni las anchas avenidas rodeadas de verde, ni las grandes playas de estacionamiento podían contener el mar de automóviles que rodeaban la universidad como un centro comercial en vísperas de Navidad.

Entrar a esa universidad era como entrar en otro mundo. No había jóvenes gritando, ni gas lacrimógeno, ni agua, ni carabineros, ni menos pancartas. Sólo un silencio de cementerio que un amable señor que me esperaba interrumpió para conducirme al lugar de la reunión. Mientras caminábamos, a través de los ventanales, se veían grupos dispersos de estudiantes que alegremente conversaban en unos cuidados jardines. Me sentía extranjero en mi propio país pues parecía que la efervescencia estudiantil que había vivido hace poco había sucedido en un lugar muy lejano.

Me pregunté ¿qué visión del país tendrá el profesional que salga de esa universidad?, ¿qué vida universitaria tendrá quien tal vez estudió en un colegio de la zona, donde probablemente quede también su casa y entra a esa universidad?, ¿qué diferencia hay entre una universidad así y un colegio particular?, ¿bastará mirar la ciudad desde lo alto y luego enterarse de lo sucedido en ella por las noticias?, ¿será ese el lugar más adecuado para que se forme un universitario?, ¿cómo se llegará a una universidad así sin automóvil?

Si se incluyeran estas preguntas en la PSU tal vez los puntajes nacionales serían distintos.

4 comentarios:

Publiguias dijo...

fatuo, incoherente y falto de total consistencia, tan propio de un jesuita, en fin.
Parece olvidar este señor, que se dice sacerdote, donde labora, donde estudió y a quién le rinde culto y besa la mno.
Que viva esta iglesia, que si sigue así no le quedarán fieles, que como muy bien dices finalmente buscarán la verdad.
Sé leer pero lamentablemente no estoy de acuerdo contigo ni con ese señor.

Gerardo Donoso dijo...

Nadie se olvida donde estudió, ni donde uno trabaja.
Sería bueno que se fueran hartos fieles para volver a ser una religión más humilde, hay mucho cura gordo y que viaja en limusina... esos son los que andan besando manos sucias...

Ves.. rasca donde pica...
gdc

Anónimo dijo...

Criticar sin aportar es perdida de energia.
La Iglesia es en si un negocio donde los vendedores de pomada son los curas, que bien debe sentirse teniendo el poder de perdonar los pecados de otro sin hacer nada mas que sugerir que se cante tal o cual estrofa de un rezo.
Si tobas dos gallinas 4 ave marias, si matas, 10 aves marias, ahh.. no te olvides de dejar tu diesmo.
Los dismos son la tajada que los ancianos de mi pais sacan de sus miseras pensiones, las que sin asco reciben laas Iglesias, para alimentar los Egos de quienes administran zonas de Iglesias engrosando su patrimonio con las donaciones de mujeres cercanas a su muerte.
Soban el lomo a señoras, mientras mantienen amantes en otras ciudades e hijos ilegitimos y si los pillan la Iglesia los transfiere, asi es como pedofilos se cambian de regiones, paises o continentes, mientras la gran curia Romana se le faltan dedos para colocarse anillos de oro o colocarse ropajes majestusos para que los mas debieles de espitus en busca de redencion besan sus ropajes.

Gerardo Donoso dijo...

Las críticas que haces pueden ser muy válidas, pero, parafraseando la primera línea de tu comentario.. "Criticar sin firmar (anónimo) es pérdida de energia".

gdc